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¿Qué es la desertificación? + 6 maneras de frenarlo

 La ONU, que lucha contra la desertificación desde el año 1994, la define como el proceso de degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como consecuencia de diversos factores climáticos y humanos. Con el cambio climático, estos factores no han hecho más que multiplicarse y ahora se considera uno de los principales problemas medioambientales del mundo.

 Hace 6.000 años, el desierto del Sáhara, actualmente el mayor desierto del mundo, era una pradera cubierta de vegetación. Las oscilaciones del eje de la Tierra hicieron que esta zona del planeta pasara de ser un vergel a una zona arenosa en la que no puede crecer casi nada. En ese caso, se habla de un proceso de desertificación natural que contrasta con lo que ocurre actualmente: grandes zonas del planeta se están desertificando a un ritmo acelerado como consecuencia de la actividad humana y el cambio climático.

 

Definición de desertificación

La desertificación es el proceso por el cual la vegetación de las tierras áridas y semiáridas, como los pastizales o los matorrales, disminuye y acaba desapareciendo. El concepto no se refiere a la expansión física de los desiertos existentes, sino a los diversos procesos que amenazan con convertir en desiertos ecosistemas que actualmente no lo son.

 Las actividades humanas, como la deforestación y la sobreexplotación de los acuíferos, aceleran la desertificación. A ello hay que añadir los efectos del cambio climático, también impulsado por el hombre, y la destrucción que provoca en forma de fenómenos meteorológicos extremos como sequías, huracanes, incendios y otros similares. Conocemos varias formas de contaminación, como el daño provocado por las bolsas de plástico, o mismo el problema de sostenibilidad de la industria pesada. Sin embargo, la desertificación amenaza con expulsarnos de nuestro hogar.

Según la ONU, cada año desaparecen más de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil. De hecho, hoy en día dos tercios de la Tierra está en proceso de desertificación y, si no se toman medidas, en el año 2050 se perderán 1,5 millones de km2 de tierras agrícolas, una superficie equivalente a toda la tierra cultivable de la India, esencial para mantener la biodiversidad y alimentar a la población.

 

Diferencias entre desertificación y desertización

 Aunque a menudo se utilizan indistintamente, la diferencia radica en la influencia humana en el proceso. En la desertización, las causas del deterioro son estrictamente naturales, como en el caso del Sahara mencionado anteriormente, pero en la desertificación, aunque las causas naturales también juegan un papel, las actividades humanas son un factor determinante.

 

Causas de la desertificación

Las principales actividades humanas que impulsan la desertificación son las siguientes:

  – Deforestación, cuyas causas van más allá de la tala de árboles, que aumenta el riesgo de incendios, entre otros peligros.

– Malas prácticas agrícolas: desde la no rotación de cultivos hasta la desprotección de los suelos o el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, entre solo algunas razones.

– Sobreexplotación de los recursos naturales, el cual se produce como consecuencia, por ejemplo, de una gestión irresponsable de la vegetación o del agua.

 – Malas prácticas ganaderas, como el sobrepastoreo, que erosionan gravemente la tierra e impiden la regeneración de la vegetación.

 

Consecuencias de la desertificación

Las tierras secas cubren aproximadamente la mitad de la superficie terrestre libre de hielo y muchas de ellas pertenecen a los países más pobres del mundo, lo que agrava las consecuencias:

 – Pérdida de biodiversidad al empeorar las condiciones de vida de muchas especies. 

 – Inseguridad alimentaria debido a la pérdida de cosechas o a la reducción de las cosechas.

 – Pérdida de la cubierta vegetal y, por lo tanto, de alimentos para el ganado y los seres humanos.

 – Aumento del riesgo de enfermedades zoonóticas, como el COVID-19.

 – Pérdida de la cubierta forestal, con la correspondiente escasez de recursos madereros.

 – Disminución de las reservas de agua potable debido a la pérdida de acuíferos. Lo mismo que ocurre con las bolsas de plástico cuando se intrudcen en ambientes marinos.

Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, la vida de 250 millones de personas ya se ve afectada por la desertificación y hasta 135 millones podrían verse desplazadas (migraciones climáticas) por la desertificación en el 2045, lo que la convierte en uno de los problemas medioambientales más graves a los que se enfrenta la humanidad.

 

Cómo evitar la desertificación

 Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por la ONU se encuentra el ODS 15 (Vida de los ecosistemas terrestres), que pretende proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de forma sostenible los bosques, detener e revertir la degradación de la tierra, combatir la desertificación y detener la pérdida de biodiversidad.

 

La solución a nivel local para frenar la desertificación es la gestión sostenible de los recursos naturales, especialmente la conservación de los suelos fértiles y los recursos hídricos. En este sentido, algunas de las claves que pueden ayudar a evitar la desertificación son las siguientes:

 – Promover una planificación coordinada del uso de la tierra, incluyendo la gestión de los recursos hídricos, la ganadería y las actividades agrícolas. Eso tiene que estar unido al uso de los 7 tipos de energías renovables.

– Preservar la cubierta vegetal, que desempeña un papel fundamental en la protección del suelo contra la erosión del viento y del agua, mediante la construcción de barreras y la estabilización de las dunas.

– Promover la educación sobre el cambio climático para sensibilizar a la población, en particular mostrando las consecuencias de la desertificación y las formas de prevenirla.

– Apostar por la agricultura ecológica y las prácticas sostenibles, como los cultivos de cobertura o la rotación de cultivos, que evitan la erosión del suelo y la sequía.

– Apostar por la reforestación para regenerar la cubierta vegetal, reactivar la circulación de humedad y generar biodiversidad.

– Fomentar el pastoreo rotativo, que limita la presión sobre una zona concreta mientras otras se regeneran mediante la coexistencia con cultivos que permiten un ciclo de nutrientes más eficiente.

  

Zonas del mundo más vulnerables a la desertificación y por qué

Estados Unidos

Los efectos del cambio climático, en la forma de aumento de las sequías y los incendios forestales, y la sobreexplotación agrícola están desertificando amplias zonas del oeste y suroeste de Estados Unidos.

 Asia Central

En las regiones de Uzbekistán y Kazajstán, que rodean el mar de Aral, el uso excesivo de agua para riego ha sido uno de los factores responsables de la reducción del mar, transformándolo en un desierto salino.

 Brasil, Sudamérica

Los incendios y la deforestación que asolan la selva amazónica en Brasil, relacionados directa o indirectamente con la ganadería, están creando una zona árida incapaz de mantener la vegetación.

 África septentrional

En la región africana del Sahel, el crecimiento de la población ha provocado el aumento de la tala de árboles, la agricultura ilegal y el desmonte de tierras para construir viviendas.

 Australia

En el norte y el oeste de Australia, se debe a los efectos del sobrepastoreo, el sobrecultivo. La deforestación, la falta de riego y el aumento de la sequía están degradando la tierra.

 

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